Corría el año 1948 cuando el CD.Caspe refundó sus estructuras y pasó de nuevo a las competiciones oficiales. Fue un Club Deportivo Caspe que salió del Olímpico, un equipo de jóvenes caspolinos que disputaba partidos amistosos tanto en Caspe como en otras localidades del territorio.
Cuentan los que entonces jugaban que, cuando regresaban a Caspe, casi siempre con la victoria bajo el brazo, circulaban por las calles más céntricas del pueblo al grito de ¡queremos campo! ¡queremos campo!, y en 1948, el quince de agosto, tal día como hoy, se procedió a la bendición e inauguración del nuevo terreno de juego y que sustituía al de Cabo de Vaca. El choque enfrentó al CD.Caspe con la Sociedad Deportiva Arenas de Zaragoza, partido que concluyó con el resultado de dos a tres para los de la capital.
Según recogen las crónicas, para la construcción del nuevo campo de deportes, en la actualidad reintegrado en el casco urbano, muchos caspolinos trabajaron a "jornal gracioso", es decir, de forma gratuita. También el Ayuntamiento de Caspe con su alcalde, José Garrido, a la cabeza, sufragaron la compra de las tierras que lo acogerían.
Sea como fuere, en el primer partido del Plano se agolparon los aficionados en torno al rectángulo de juego, solo en socios la entidad rondaba el millar. Fue el punto álgido de una ilusión que propició ese año, con cuatro torneos jugados (Copa Sástago, Copa Monegal, Liga de Primera Regional y Campeonato de Aficionados) el inicio de una nueva etapa que llega hasta nuestros días.
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